De niño, nunca tuve una amigo imaginario, nunca hablaba solo -no en voz alta- pero si lo hacia en mi interior, pensaba mucho. Uno de mis sueños de niño era cuando mis hermana ponian en la gran consola aquel disco de Richar Clayderman, y soñaba que la consola era un gran piano y yo un gran pianista tocando Balada pour Adeline, tendria yo unos 5 años y vestido con un horrible trajesito amarillo canario y unos zapatos que parecian ortopedicos, podia tocar por hora consintiendo a todo mi publico y pensando en esa niña de kinder llamada Nadia.
Han pasado años, y tuve mi piano, y toque Ballada pour Adeline, solo que en esta ocacion no habia publico, y tampoco estaba Nadia en mi mente, solo estaba el recuerdo de aquel niño vestido con un horrible traje amarillo, diciendome gracias por cumplirle uno de sus grandes sueños.
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